¡Fray Augusto Vive!

Sepulcro del Santo Hermano Pedro En Antigua Guatemala

Impulsó la Beatificación del Santo Hermano Pedro. Antigua Guatemala.

ORDEN FRANCISCANA

Provincia Franciscana Ntra. Sra. de Guadalupe

CORO FRANCISCANO PROVINCIA FRANCISCANA DE CENTROAMERICA, PANAMA Y HAITÍ

CORO FRANCISCANO PROVINCIA FRANCISCANA DE CENTROAMÉRICA, PANAMA Y HAITI

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En esta sección se escriben anécdotas de su vida, favores obtenidos gracias a su intercesión, vivencias y relatos de las personas que conocieron a Fray Augusto. 

 

Tumba de Fray Augusto en la nave lateral de la Iglesia de San Francisco El Grande en la Ciudad de Antigua Guatemala.

Poema a Fray Augusto

Testimonio desde Diariamba Nicaragua

Yo soy de Diriamba Nicaragua conocí perfentamente a Fray Augusto Ramirez Monasterio y sé la calidad de persona y sacerdote que fue y sigue siendo para la Enternidad.  El quiso mucho  a la ciudad de Diriamba porque aquí saco su secundaria y jugó en el equipo de futbol “El Diriangue”, el equipo de mayor historia de futbol de Nicaragua, también sabía jugar basquetbol era bueno en los dos deportes. Cuando se trasladó a la Antigua Guatemala con el Colegio Seráfico salía a evangelizar con películas. Caminaba con proyector y su jeep a las poblaciones de San Juan del Obispo y otras comunidades. Yo siempre iba con él a las películas ,Marcelino pan y vino y San Martin de Porres.  Hay mucho que hablar de él….

 

Juan Francisco Mendieta       Diriamba Nicaragua noviembre 2017

HÉROE Y MÁRTIR DE LA FE..

Héroe y Mártir de la FE

1937-1983
Soneto Métrico

Al Frayle mártir
asesinado con cobardía
“Fray Augusto Ramírez”
Guatemala, 7 noviembre de 1983.

Mártir
Augusto,
Dios es justo,
¡Vio tu sentir!

Te dejo partir
y floreció tu arbusto
FE por los pobres, adusto
te señaló donde subir.

El compromiso sacerdotal
fue tu permanente renovación
en la santificante entrega total

tu vida es causa de beatificación
Ramírez Monasterio la prueba martirial
gubernativa historia de la depravación.

Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano OFS
“Hombre de Maíz, 2009”
Guatemala, C. A. 
18 de junio 2014

Desde Nicaragua...

Conocí a Fray Augusto en Antigua, Guatemala, yo era un seminarista en el año 1980 en la Escuela de Cristo, soy nicaragüense. El era una persona amable sonriente siempre abierta a ayudar, me sentí acogido y apoyado por él, por su amor hacia los más pobres y marginados fue su martirio, sangre sagrada, cuanto daría por visitar sus restos que descansan en la iglesia San Francisco el Grande en Antigua Guatemala.

 

José García Torres.

Desde España...

Del padre Augusto Ramírez Monasterio sólo guardo recuerdos entrañables. Era alegre, activo, servicial, buen compañero, amante de la música, piadoso. Su martirio me fue comunicado por el P. Bienvenido, que me envió la nota de prensa publicada por el periódico ABC de Madrid, y que también te adjunto. La guardo como una reliquia en el libro del Oficio Divino. El testimonio de su martirio me ayuda, cada día, a continuar siguiendo a Jesús.

 

Alfonso Gil González ofm

Conocí a Fray Augusto Ramírez, a quien le di clases de Moral y de Derecho Canónico en Teruel en los años 60.  Pertenecía a la Custodia de Centroamérica, que estaba unida a la Provincia Franciscana de Cartagena-Murcia; entre los estudiantes de esa Provincia había bastantes centroamericanos, de diferentes repúblicas. Vinieron a Teruel a cursar la Teología, y allí estaban hasta ordenarse de sacerdotes.  Cuando nos llegó la noticia del asesinato de Fray Augusto, a quienes lo conocimos, recordamos su bondad, su equilibrio y bien hacer. Y pensamos que los asesinos habían elegido a uno de los mejores frailes, candidato para el martirio si las circunstancias lo requerían. (Que interceda por nosotros!.

 

 

Fr. Joaquín M. Beltrán ofm

Desde Argentina...

MI RECUERDO SOBRE FRAY AUGUSTO

 

Si En breves palabras quisiera caracterizar su persona destacaría su sencillez, su entrega a los demás, espíritu servicial y alegría contagiosa.

                Lo conocí en 1975. El P. general de la Orden había convocado a Provinciales y Custodios de Iberoamérica, en la ciudad de Quito, Ecuador. Un servidor viajó desde Argentina con fray Pascual Andrich, Custodio de los hermanos Croatas. Contagié a fray Andrich el anhelo de conocer los centros culturales mayas, existentes en Guatemala y Honduras, Y allí en Guatemala, mientras nos hospedábamos en el convento la Antigua, tuvimos la inmensa suerte de conocer a fr. Augusto, entonces a cargo de la dirección de los jóvenes teólogos. Sabedor fr. Augusto de que en la antigua había un fraile de Valencia (España) se personó y se puso a nuestra disposición. Con semejante guía visitamos los lugares de Atitlán y Amotitlán. De su ánima fluía un encendido amor a su Patria; su admiración por los centros culturales “mayas”; y así en su compañía visitamos Copan, en Honduras. Luego nos interesó en conocer los vestigios mayas de Tikal. Tal era su amor al terruño. Se prodigó en atenciones, mostrándonos en todo momento su deseo de contentarnos. Su trato fue siempre exquisito y muy cordial. Un verdadero hermano.

                En los momentos que tuvimos más familiares, se abrió su corazón para contarnos de las dificultades que estaba encontrando en su arduo trabajo de evangelizar varios poblados pobres, en los alrededores de Guatemala.

                Por esos años, las naciones iberoamericanas tuvieron que soportar las dolorosas consecuencias de un “liberalismo” económico extremo atado a proyectos “salvadores”, que al socaire de preservar la “civilización cristiana” y occidental avasallaron los derechos de la “persona”, militarizando la vida social de estos pueblos. A través de la doctrina de la Seguridad Nacional, se endiosó el Poder que, identificado con la Nación y El Estado, se transformó en un verdadero monstruo  devorador e insaciable, al cual había que sacrificar toda criatura. La dignidad y la libertad del hombre eran accidentes. Sustantivo, en cambio, la seguridad y el desarrollo.

                La Iglesia iberoamericana que desde Medellín había hecho una “opción clamorosa por los pobres” se encontró de pronto enfrentada a los poderes públicos. Sólo por el hecho de que un sacerdote mostrara su predilección por los “pobres”, era motivo para ser blanco de la ira de los jerarcas políticos que lo tildarían de marxista. Y, por tanto, tendría que ser eliminado. Y es lo que ocurrió luego con fray Augusto Ramirez Monasterio, mártir de los “pobres”.

 

            Fray Enrique Oltra Perales, ex Custodio.                                                         Antigua Custodia Franciscana Argentina.

Desde Guatemala...

Yo fui amigo de Fray Augusto, antes de que él se ordenara sacerdote, fuimos amigos de infancia, no recuerdo que edad teníamos, pero de lo que se escribe de vestirnos de cucuruchos es cierto porque lo hicimos juntos, además estuvimos en un grupo en la iglesia Beatas de Belen y conocí a los hermamos de Fray Augusto, pero en ese tiempo yo le llamaba Mario, leí de su sufrimiento en la época del Conflicto Armado y me entristece su sufrimiento, ahora él ya está en la presencia de Señor mucho mejor que nosotros que aún estamos en este valle de lágrimas, que Dios lo tenga en su santa gloria.

 

Juan García Velásquez.

Foto tomada en el Campo Marte venida del Papa Juan Pablo II

Foto tomada por D. Eufemio a Fray Augusto en la Primera venida del Papa a Guatemala. 

Que la paz del Señor, sea siempre con ustedes. Augusto Ramírez Monasterio, Sacerdote de Dios. Fue un hombre entregado al servicio de la comunidad, en una lucha constante por brindar paz espiritual a sus hermanos en Cristo. Como fiel discípulo de San Francisco de Asís, deja tras sí una estela de obras espirituales y materiales. Fue constante su interés por las vocaciones religiosas centroamericanas. Fue el alma de las comisiones que trabajaron con tanta efectividad en los festejos realizados con motivo de la Beatificación del Hermano Pedro (Junio 1980) Su labor espiritual con los jóvenes fue una de sus grandes dichas y colaboró con todas sus energías en el Movimiento Juvenil Franciscano (Mojufra). Era su alegría  una orquesta juvenil, muy famosa en Antigua Guatemala, la orquesta que con lágrimas en los ojos amenizó su misa de cuerpo presente. 

  

Eugenia Reiche Caal. 

Una gratitud a Dios por el don de su vida. Tuve la suerte de conocer un Angel maravilloso, enviado por Dios, que se llama Fray Augusto Ramírez Monasterio. Desde que lo conocí en el año 1975, mi vida como la de mi familia cambio de tal manera que hasta hoy día doy gracias a Dios. Mis dos hijos son pilotos aviadores, y sé que absolutamente sin la dulce intervención de Fray Augusto, nunca creo hubiéramos podido haber llegado a USA, donde mis hijos lograron realizar sus sueños. Tengo que decir que cuando como todo humano, tengo angustia y dolor, clamo a Fray Augusto Ramírez Monasterio y he sentido la respuesta de Dios, quien con su dulce recuerdo me llena de una paz y gozo espiritual. (Gracias Padre Tito! Como cariñosamente lo llamábamos. Gracias! Muchas gracias por habernos permitido amarlo con todo nuestro corazón.

  

María Graciela Melgar Arias.

Nunca olvidaremos su espíritu de servicio y entrega. Conocí al Padre Augusto Ramírez durante el período que tuvo a su cargo el templo de San Francisco el Grande, de Antigua Guatemala, donde era el superior y el párroco.  Durante todo este tiempo fue el Asesor Espiritual del Liceo Rosales, tanto del alumnado como del personal del colegio. Era una persona muy agradable y disponible en todo momento, siempre para el servicio hacia los demás. Como sacerdote estaba lleno de la fuerza del Espíritu Santo, la que compartía con sus feligreses y con todos los que requerían de su ayuda espiritual. Admiré siempre su disponibilidad para el servicio a la feligresía, su amabilidad con todos, el estar atento a las necesidades de su pueblo y especialmente de la juventud, y su alegría, para compartirla con todos. El Padre Augusto es un sacerdote a quien nunca olvidaremos, por su Espíritu de Servicio y de entrega. Con ocasión del Aniversario del Liceo Rosales, todos los años, rendimos un Homenaje a su memoria, ya que el recuerdo del Padre Augusto quedó grabado en nuestros corazones.

 

 

 Profa. Lydia Rosales Chávez.

       Su gran espiritualidad invitaba a la oración. Al Reverendo Padre Fray  Augusto Ramírez Monasterio, lo conocimos en la Iglesia Escuela de Cristo, Antigua Guatemala, en el año 1975. Desde un principio nos impresionó su fraternidad, el sentido del humor y su gran espiritualidad, que invitaba a la oración, a la comunicación con Dios de una forma sencilla, pero con un profundo sentido espiritual.

 

Allí  nos contó que venía al Seminario Franciscano de Cristo Rey en la zona 15. El Padre Augusto rápidamente se dio a conocer por su sencillez, amabilidad y deseo de ayudar a mucha gente y hacer todo el bien posible.

 

A raíz del terremoto del año 1976, el Padre Augusto se dio de todo corazón a mucha gente necesitada y sufrida, apoyando con su trabajo físico y con la ayuda de instituciones extranjeras que operaron en Guatemala con el fin de ayudar a los damnificados.

 

En su estadía en el Seminario de Cristo Rey, se ganó  muchos corazones,  que miraban en él a un ser sin egoísmo, con mucha alegría y gran humanidad. Algo muy peculiar en Padre Augusto fue trabajar y hacer mucho bien en el anonimato. Hubo muchas personas que se preguntaban sobre quién era, porque nunca daba su nombre cuando se trataba de hacer un bien o una caridad.

 

A varios ancianos de la zona 15 como de la zona 6 de la ciudad capital, les brindó su ayuda para poder ingresar y mantenerse en el Asilo de Ancianos de esta capital y de Antigua Guatemala.  De igual forma ayudó a varios jóvenes de la Colonia Contreras, para ingresar al Mater Horfanorum, para facilitarles la oportunidad de estudiar y ser alguien en la vida.

 

A nivel familiar, la experiencia es mucho más fuerte y en cada oportunidad evocamos su nombre y elevamos una oración a Dios para pedir su intercesión. El nos enseñó a vivir fraternalmente a nivel familiar, a reconocer en cada uno de nosotros nuestros valores y nuestros defectos. Recibimos cariño, comprensión y mucha ayuda espiritual, que no alcanzarían mil  palabras para dar a conocer lo grande y noble que fue nuestro querido e inolvidable Padre Tito, como cariñosamente le llamábamos.

 

 

Fueron años de mucho aprendizaje en la fe y en el amor a Dios, a la Santísima Virgen y principalmente con su ejemplo amar y servir a Dios y al prójimo. (Padre Augusto, desde lo alto del cielo, interceda por nosotros y por todos los seres que tuvimos la dicha de conocerlo, aprender y recibir de usted, que Dios lo bendiga.

 

 

 Familia Melgar Arias.